Colaboración del Pr. David Bárzola
Las opiniones acerca de la naturaleza de Jesús ya producían un antagonismo fervoroso en los primeros años de labor pública del hijo de María. Un hombre dedicado al trabajo manual, con una familia conocida y sin educación religiosa formal, desafiaba a su entorno a la aceptación de su naturaleza trascendente. Ya en el siglo II las sectas rabínicas mayoritarias y grupos cristianos como los ebionitas descartaban un origen divino en el niño nacido en Belén. El argumento central de ambos giraba en torno al mismo punto: La divinidad de un hombre, aunque sea mesías, va en contra de la Escrituras.
En nuestros días, levantando la misma bandera pseudo ortodoxa, aparecen grupos con la intención de volver a los «orígenes del cristianismo». Algunos, autodenominados mesiánicos, idealizando el rabinismo e intentado conciliar con él; otros, mirando a ebionitas y arrianos de diferentes épocas como una expresión más «pura» del cristianismo. Frente a esto, cabe preguntar si la divinidad en un hombre tiene antecedentes en el AT, que es la base del pensamiento del NT y del cristianismo.
En el libro del Génesis aparece la primera mención del Dios-hombre en los capítulos 18 y 19: tres ángeles o mensajeros son protagonistas de un encuentro con Abraham y del rescate de Lot previo a la destrucción de Sodoma y Gomorra. A continuación, se extraen del texto algunas evidencias de la naturaleza divina de uno de los mensajeros.
- El relato comienza diciendo que YHWH se le apareció a él (Abraham) en el encinar de Mamre (18:1). Se utiliza el nombre de las cuatro letras, no revelado a Abraham pero si a Moisés, quien lo registra de esta forma.
- En 18:13 encontramos la primera mención de YHWH, participando en el diálgo con Abraham. «YHWH le dijo a Abraham: ¿Por qué se ríe Sara?…» Dos ocasiones más donde el interlocutor de Abraham es YHWH: «YHWH pensó: Debo decirle a Abraham lo que voy a hacer» (18:17), «YHWH le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra aumenta…» (18:20). En 18:22 se reafirma la identificación de YHWH como uno de los tres mensajeros, dado que en 19:1 solo llegan dos mensajeros al rescate de Lot. El relato muestra a YHWH como uno de los mensajeros que se ha «demorado» en una conversación con Abraham.
- El texto de 19:24 tiene una estructura única en el hebreo del AT. Solamente en este pasaje aparece dos veces el nombre YHWH en relación con un verbo (hacer llover: himtir) en una misma oración. El texto dice literalmente: «y YHWH hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de YHWH desde el cielo». No podemos descartar que la aclaración del origen del fuego se deba solo al estilo de la redacción. No obstante llama la atención que este es un giro del idioma que no se presenta en ninguna otra ocasión en el AT. El pasaje podría sugerir algo así: «YHWH hizo llover…, el YHWH que está en el cielo», tal vez con la intención de diferenciarlo del que estuvo hablando con Abraham.
En resumen, uno de los mensajeros era el mismo YHWH, quien mantuvo un diálogo con Abraham. No obstante, el texto también nos da evidencias de la humanidad de los mensajeros, incluyendo a YHWH.
- 18:2 dice que Abraham alzó la vista y vio a tres hombres (anashim). Uno de ellos: YHWH (18:22, 19:1).
- La humanidad de los mensajeros es evidente cuando ellos aceptan la comida que les sirve Abraham, a diferencia de otras teofanías. Por ejemplo, cuando el Ángel de YHWH aparece en la historia de Jueces 13:13-16, Manoa ofrece un cabrito que no es aceptado. Muchos siglos después, el acto de comer fue presentado como una evidencia de vida humana (Lucas 24:41-43).
A lo largo de la historia entre Dios y el hombre, hubo situaciones en la que el Omnipotente decidió descender y acercarse al ser humano para traerle esperanza. El mismo creador tomó la imagen y la sustancia de sus criaturas, mostrando que nada es imposible ante su voluntad. Unos 1900 años antes del nacimiento de Jesús y del movimiento surgido por sus seguidores, el libro que nos cuenta el origen del mundo, de la humanidad y de Israel muestra el primer incidente en el que Dios se manifiesta en forma personal como hombre.
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